Cuento alegórico en RevistaConcienciaGlobal.com
✍️: María Victoria Fonseca
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Cuentan, que había una vez un árbol que tenía la extraña peculiaridad de que cada vez que le brotaba una hoja verde y llena de vida, al mismo tiempo y en dirección opuesta le brotaba otra negra y sin fuerza. El árbol sentía la vida que le proporcionaba tener hojas verdes pero no alcanzaba a comprender el porqué de las negras que las sentía como un lastre.
¿Porqué su naturaleza vegetal no se desprendía de tanta carga inútil?
Y así crecía muy lento nuestro arbolito, gastaba demasiada energía rechazando con toda su madera e intentando comprender, y apenas tenía hojas y ramas.
En los arboles vecinos no se apreciaban hojas negras y se lamentaba por ser tan diferente. Siempre tenía la esperanza de que un día empezaran a caerse las hojas negras y ese era su único deseo.
Pero la vida le concedió otro regalo: ¡la comprensión de que las hojas negras nunca se caerían!
Al principio creyó morir y sufrió como nunca. Este sufrimiento le hizo darse cuenta de que
TIENE MAS SENTIDO INTENTAR ACEPTAR QUE INTENTAR COMPRENDER.
[cont.]
Fue entonces cuando descubrió que no solo necesitaba las hojas para sobrevivir, sino su sombra que refrescaba las ramas y tronco. Y su amor y agradecimiento por tanta comprensión fue tan grande que ahora podía comprender más. Comprendió que necesitó creer en hojas negras para aprender a aceptar lo que no podía comprender. Y amó como nunca antes lo había hecho, a sus hojas verdes, a las negras, a la sombra y a la luz. A todas las realidades presentes y a sus ilusiones pasadas.
Y la fuerza de ese amor obró el milagro.
Cada hoja negra que antaño rechazaba, ahora se transformaba en esferas de colores y las sombras, en luces de comprensión y brillo.
Y así permanece desde entonces.
Lleno de hojas, de luz y colores y con la estrella de la comprensión en su copa como una eterna sonrisa.
Cuentan que cada año por navidad, el espíritu del árbol se cuela en tu hogar para darte de nuevo la oportunidad de elegir, de agradecer lo que aprecias, de aceptar lo que rechazas y quien sabe si, como aquel árbol, llegar a trasformarte para siempre en luz y colores.
Lo opuesto al miedo es el amor pero aquello que todo lo abraza no puede tener opuestos.
Mas allá del “bien” y el “mal” está el AMOR que abraza los opuestos.